Esta última pieza de la tetralogía es una búsqueda por representar en un mundo de representaciones delirantes, desde aquellas políticas de los candidatos a la presidencia que se asemejan más a una sesión de fotos de Paris Hilton que a los representantes que necesitamos para contener este país que se cae a pedazos. Pero también aquellas imágenes de cifras de personas desaparecidas, el relato audiovisual detallado de cómo desaparecen los cuerpos de los 3 estudiantes de cine, las movilizaciones ciudadanas, la toma de la glorieta niños héroes para producir un antimonumento.  

Todas estas imágenes nos gritan una misma frase: crisis en la representación.

Producir una representación implica entonces romper la imagen de la representación misma para dejar que lo hilarante, lo grotesco y lo irónico rasgue la imagen. En este intento aparecen copias, desfases, covers y versiones de imágenes como la imagen representativa.

Esta crisis nos recuerda una pregunta que todos nos hicimos este año: ¿qué se espera de nosotros?