Esto no es un texto, es un cuerpo

Este texto es uno de los tres ensayos que fueron escritos por encargo y traducidos al portugués para formar parte del libro Múltipla Dança publicado en marzo del 2021 en Sao Paulo (Brasil). Ver texto completo: https://issuu.com/pauliealbuquerque/docs/md_ebook_10-anos-em-encontros_v01 

 

También fue publicado en la revista Semper Feminae en marzo del 2021 en Guadalajara (México)  https://img1.wsimg.com/blobby/

 

 

Si desde hace mucho tiempo vivimos una vida donde cosificamos ¿Cómo afecta la presencia del performer, actor o bailarín este cuerpo a cuerpo con el espectador? ¿De qué manera se ve afectado el acto convivial de las artes performativas? ¿Qué reflexiones producimos lxs artistxs, investigadores, pedagogos, productores o gestores de las artes vivas o performativas para pensar un arte del cuerpo crítico a la cosificación?

 

Este cuerpo cosificado es un cuerpo social, es decir, es un cuerpo que se aprende.

La palabra “aprender” proviene del latín apprehendere, compuesto por el prefijo ad– (hacia), el prefijo prae– (antes) y el verbo hendere (atrapar, agarrar).

 

Hacia – Antes – Atrapar.

 

Aprendizaje y aprendiz. La primera palabra es un verbo, la segunda es la persona que hace la acción de aprender.

 

El aprendiz atrapa, consigue, obtiene, agarra, como la garra del gato que coge sigilosamente un ratón o el hocico del león un ciervo.

 

“Todo lo que hacemos es por aprendizaje” – me decía mi maestro de educación física en la preparatoria, seguido de: “somos la cultura que nos vió nacer”.

 

Este cuerpo nace en esta cultura que reproduce la cosificación.

 

Este cuerpo se hace en esta cultura cosificada. 

 

Entonces ¿no tendría que ser el arte del cuerpo una práctica activista ante esta situación?

 

Para construir un activismo genuino, primero deberíamos responder a la pregunta ¿Cómo el arte reproduce este cuerpo cosificado? ¿De qué manera? ¿Cómo nos encargamos de difundirlo? ¿Cómo lo reproducimos? ¿Qué instituciones lo premian? ¿Cómo hemos creado un montón de técnicas, tecnologías, herramientas y metodologías para sostener esta cosificación?

 

Seríamos más activistas si en lugar de repetir una y otra vez que “el arte sirve para crear conciencia”, reconociéramos y escribiéramos sobre cómo cosificamos nuestro propio cuerpo en el cotidiano y cómo reproducimos esto en el arte. 

 

Esto nos ayudaría a desmontar algunos escritos y teorías que circulan por ahí hablando sobre la emancipación, el empoderamiento y la expansión que supuestamente está produciendo el cuerpo en el arte.

 

Señoras y señores, hagamos un acto de auto-observación de cómo somos atravesados por esta cosificación en la que nacimos.

 

Creemos que por el hecho de “ser artistas” nos eximimos de la violencia que producimos al cosificar y usar nuestros cuerpos, los cuerpos de nuestrxs compañerxs, los cuerpos de lxs espectadores, los cuerpos de otrxs.

 

Hablemos de cómo los artistas nos lavamos las manos por “ser artistas” y nos sentimos aliviados creyendo que cumplimos nuestra cuota ética.

 

Por eso no nos salen las cuentas.

 

Por eso sentimos que seguimos en deuda.

 

Por eso sentimos que no llegamos.

 

Por eso no dejamos de sentir que necesitamos justicia.

 

Por eso no podemos dormir tranquilos.

 

Por eso nuestrxs cuerpxs se levantan al primer clamor para manifestarse.

 

Son estertores de un cuerpo que se resiste a ser cosificado.

 

Hablemos de esto y quizá muy pronto a nuestros nietos les toque un mundo más conectado, sin pudor ni culpa.

 

 

Esto no es un texto, es un cuerpo

Este texto es uno de los tres ensayos que fueron escritos por encargo y traducidos al portugués para formar parte del libro Múltipla Dança publicado en marzo del 2021 en Sao Paulo (Brasil). Ver texto completo: https://issuu.com/pauliealbuquerque/docs/md_ebook_10-anos-em-encontros_v01 

 

También fue publicado en la revista Semper Feminae en marzo del 2021 en Guadalajara (México)  https://img1.wsimg.com/blobby/

 

 

Si desde hace mucho tiempo vivimos una vida donde cosificamos ¿Cómo afecta la presencia del performer, actor o bailarín este cuerpo a cuerpo con el espectador? ¿De qué manera se ve afectado el acto convivial de las artes performativas? ¿Qué reflexiones producimos lxs artistxs, investigadores, pedagogos, productores o gestores de las artes vivas o performativas para pensar un arte del cuerpo crítico a la cosificación?

 

Este cuerpo cosificado es un cuerpo social, es decir, es un cuerpo que se aprende.

La palabra “aprender” proviene del latín apprehendere, compuesto por el prefijo ad– (hacia), el prefijo prae– (antes) y el verbo hendere (atrapar, agarrar).

 

Hacia – Antes – Atrapar.

 

Aprendizaje y aprendiz. La primera palabra es un verbo, la segunda es la persona que hace la acción de aprender.

 

El aprendiz atrapa, consigue, obtiene, agarra, como la garra del gato que coge sigilosamente un ratón o el hocico del león un ciervo.

 

“Todo lo que hacemos es por aprendizaje” – me decía mi maestro de educación física en la preparatoria, seguido de: “somos la cultura que nos vió nacer”.

 

Este cuerpo nace en esta cultura que reproduce la cosificación.

 

Este cuerpo se hace en esta cultura cosificada. 

 

Entonces ¿no tendría que ser el arte del cuerpo una práctica activista ante esta situación?

 

Para construir un activismo genuino, primero deberíamos responder a la pregunta ¿Cómo el arte reproduce este cuerpo cosificado? ¿De qué manera? ¿Cómo nos encargamos de difundirlo? ¿Cómo lo reproducimos? ¿Qué instituciones lo premian? ¿Cómo hemos creado un montón de técnicas, tecnologías, herramientas y metodologías para sostener esta cosificación?

 

Seríamos más activistas si en lugar de repetir una y otra vez que “el arte sirve para crear conciencia”, reconociéramos y escribiéramos sobre cómo cosificamos nuestro propio cuerpo en el cotidiano y cómo reproducimos esto en el arte. 

 

Esto nos ayudaría a desmontar algunos escritos y teorías que circulan por ahí hablando sobre la emancipación, el empoderamiento y la expansión que supuestamente está produciendo el cuerpo en el arte.

 

Señoras y señores, hagamos un acto de auto-observación de cómo somos atravesados por esta cosificación en la que nacimos.

 

Creemos que por el hecho de “ser artistas” nos eximimos de la violencia que producimos al cosificar y usar nuestros cuerpos, los cuerpos de nuestrxs compañerxs, los cuerpos de lxs espectadores, los cuerpos de otrxs.

 

Hablemos de cómo los artistas nos lavamos las manos por “ser artistas” y nos sentimos aliviados creyendo que cumplimos nuestra cuota ética.

 

Por eso no nos salen las cuentas.

 

Por eso sentimos que seguimos en deuda.

 

Por eso sentimos que no llegamos.

 

Por eso no dejamos de sentir que necesitamos justicia.

 

Por eso no podemos dormir tranquilos.

 

Por eso nuestrxs cuerpxs se levantan al primer clamor para manifestarse.

 

Son estertores de un cuerpo que se resiste a ser cosificado.

 

Hablemos de esto y quizá muy pronto a nuestros nietos les toque un mundo más conectado, sin pudor ni culpa.

 

 

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