¿Cómo poner el cuerpo?

Texto presentado dentro de la mesa de trabajo Exceeding Austerity: Performance, Neoliberalism, and the Conservative Turn dentro del Hemispheric Institute’s XI Encuentro en junio 2019. 

 

La entrada del neoliberalismo en México con la firma del TLCAN ha traído consigo el desarrollo e incremento de la violencia, la precarización y la miseria.

 

El 1 de enero de 1994 entró en vigor el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC) en donde México inició una carrera de compra-venta de recursos naturales a trasnacionales.

 

Ese mismo día, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional lleva a cabo un levantamiento en San Cristóbal de las Casas (Chiapas) demandando justicia y reivindicación de los derechos de los pueblos indígenas de México y de los pobres.

 

Esta es la constante tensión: una sublevación al lado, contraponiendo, deteniendo, hackeando, sublevando o jugando simbólica y socialmente con la política neoliberal en México.

 

La entrada en vigor de este Tratado, ha traído consigo el incremento exponencial de violencia al cuerpo en todos sus tipos (feminicidios, trata de personas, tráfico ilegal de órganos, desapariciones forzadas, torturas, cuerpos sin identificación en fosas comunes, etc.), así como la violación a los derechos humanos. Pero al lado de esto, se ha producido una comunidad de creadores/artistas, pensadores, investigadores, intelectuales, activistas que producimos una micropolítica de sublevación, tensión, irrupción, hackeo en lo simbólico, lo social, lo político y lo económico.

 

En este contexto de violencia del cuerpo en México y violación de derechos humanos es que formulo la pregunta del proyecto de investigación-creación ¿CÓMO PONER EL CUERPO? dentro del marco de la representación de las artes del cuerpo y las artes vivas.

 

Lo contemporáneo aquí y ahora es preguntarse por el cuerpo, la performatividad, la narrativa y el tipo de convivio que produce las artes del cuerpo. Si pensamos que los cuerpos que performan sobre un escenario lo hacen en presencia de otros cuerpos espectadores, es decir, son acompañados, sostenidos en/por esta relación, entonces: ¿Cuál es la reflexión que las artes vivas les toca producir sobre los cuerpos violentados, forzados a desaparecer y encontrados en fosas comunes? ¿Cuál es el cuerpo que se podría representar cuando un cuerpo no aparece?  ¿Qué cuerpo podría aparecer en la obra para hablar de estas realidades?

 

Mi apuesta ha sido pensar la representación y la representatividad desde el lugar del microrelato poniéndolo a dialogar con el macrorelato. Y en este sentido he producido diferentes estrategias que me permiten desplazar la representación y la producción simbólica para pensar cómo pueden responder la pregunta ¿CÓMO PONER EL CUERPO?  

 

Respondiendo la pregunta: ¿CÓMO PONER EL CUERPO? voy a mostrarles algunos videos de obras donde respondo la pregunta:

 

“2016” tercera obra de la tetralogía NOSOTROS ESTAMOS AQUÍ

En esta obra el dispositivo que diseñe desplazaba la relación cuerpo/espectador-cuerpo/performer. La relación se daba a través de una pantalla donde yo hablaba con el público y un teléfono celular donde yo les marcaba a los espectadores y ellos podían marcarme en cualquier momento para preguntarme cosas. Ellos sabían que yo estaba ahí en la sala, pero no físicamente, sabían que no estaba ahí, delante de ellos porque me resistía a representar, porque estaba buscando otras formas de gobernabilidad en la vida.

 

La obra sucedía durante 40 minutos en esta relación de diálogo en pantalla y en teléfono; para que la obra sucediera, les pedía favores al público de hacer ciertas acciones o escenas, incluso tomar la escena si así lo desearan.

 

En los últimos 10 minutos de la obra y cuando el público entraba al juego de representar ellos mismos la obra porque el cuerpo del performer no aparecería, aparecimos los performers. A manera de contraposición y en este ejercicio de desplazar la representación aparecíamos desde el lugar del grito, del ruido, del noise, de lo grotesco, del esperpento como una resistencia a poner nuestros cuerpos neutrales para una representación convencional.

¿Cómo poner el cuerpo?

Texto presentado dentro de la mesa de trabajo Exceeding Austerity: Performance, Neoliberalism, and the Conservative Turn dentro del Hemispheric Institute’s XI Encuentro en junio 2019. 

 

La entrada del neoliberalismo en México con la firma del TLCAN ha traído consigo el desarrollo e incremento de la violencia, la precarización y la miseria.

 

El 1 de enero de 1994 entró en vigor el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC) en donde México inició una carrera de compra-venta de recursos naturales a trasnacionales.

 

Ese mismo día, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional lleva a cabo un levantamiento en San Cristóbal de las Casas (Chiapas) demandando justicia y reivindicación de los derechos de los pueblos indígenas de México y de los pobres.

 

Esta es la constante tensión: una sublevación al lado, contraponiendo, deteniendo, hackeando, sublevando o jugando simbólica y socialmente con la política neoliberal en México.

 

La entrada en vigor de este Tratado, ha traído consigo el incremento exponencial de violencia al cuerpo en todos sus tipos (feminicidios, trata de personas, tráfico ilegal de órganos, desapariciones forzadas, torturas, cuerpos sin identificación en fosas comunes, etc.), así como la violación a los derechos humanos. Pero al lado de esto, se ha producido una comunidad de creadores/artistas, pensadores, investigadores, intelectuales, activistas que producimos una micropolítica de sublevación, tensión, irrupción, hackeo en lo simbólico, lo social, lo político y lo económico.

 

En este contexto de violencia del cuerpo en México y violación de derechos humanos es que formulo la pregunta del proyecto de investigación-creación ¿CÓMO PONER EL CUERPO? dentro del marco de la representación de las artes del cuerpo y las artes vivas.

 

Lo contemporáneo aquí y ahora es preguntarse por el cuerpo, la performatividad, la narrativa y el tipo de convivio que produce las artes del cuerpo. Si pensamos que los cuerpos que performan sobre un escenario lo hacen en presencia de otros cuerpos espectadores, es decir, son acompañados, sostenidos en/por esta relación, entonces: ¿Cuál es la reflexión que las artes vivas les toca producir sobre los cuerpos violentados, forzados a desaparecer y encontrados en fosas comunes? ¿Cuál es el cuerpo que se podría representar cuando un cuerpo no aparece?  ¿Qué cuerpo podría aparecer en la obra para hablar de estas realidades?

 

Mi apuesta ha sido pensar la representación y la representatividad desde el lugar del microrelato poniéndolo a dialogar con el macrorelato. Y en este sentido he producido diferentes estrategias que me permiten desplazar la representación y la producción simbólica para pensar cómo pueden responder la pregunta ¿CÓMO PONER EL CUERPO?  

 

Respondiendo la pregunta: ¿CÓMO PONER EL CUERPO? voy a mostrarles algunos videos de obras donde respondo la pregunta:

 

“2016” tercera obra de la tetralogía NOSOTROS ESTAMOS AQUÍ

En esta obra el dispositivo que diseñe desplazaba la relación cuerpo/espectador-cuerpo/performer. La relación se daba a través de una pantalla donde yo hablaba con el público y un teléfono celular donde yo les marcaba a los espectadores y ellos podían marcarme en cualquier momento para preguntarme cosas. Ellos sabían que yo estaba ahí en la sala, pero no físicamente, sabían que no estaba ahí, delante de ellos porque me resistía a representar, porque estaba buscando otras formas de gobernabilidad en la vida.

 

La obra sucedía durante 40 minutos en esta relación de diálogo en pantalla y en teléfono; para que la obra sucediera, les pedía favores al público de hacer ciertas acciones o escenas, incluso tomar la escena si así lo desearan.

 

En los últimos 10 minutos de la obra y cuando el público entraba al juego de representar ellos mismos la obra porque el cuerpo del performer no aparecería, aparecimos los performers. A manera de contraposición y en este ejercicio de desplazar la representación aparecíamos desde el lugar del grito, del ruido, del noise, de lo grotesco, del esperpento como una resistencia a poner nuestros cuerpos neutrales para una representación convencional.

LETICIA

Es una puesta de cuerpo sobre la realidad de la desaparición forzada en México que responde a la pregunta ¿En qué condiciones un ejercicio de representación con implicación afectiva y con voluntad política es éticamente asumible? 

 

Parte del dolor nacional por la desaparición forzada de los 43 estudiantes de Ayotzinapa y en un intento por poner el cuerpo, cree una metarepresentación llamada LETICIA, como una manera de entender ¿qué sucedería cuando aparece un cuerpo que nos da un relato sobre este hecho?

 

Para construir LETICIA, realicé una dinámica, la cual titulé el cuerpo que nos hace falta.  Pensé esta experiencia como una manera de producir el cuerpo que nos hace falta para que nos cuente la historia de los hechos ocurridos el 26-27 de septiembre del 2014 en torno a la desaparición forzada de los 43 estudiantes normalistas de Iguala. Nos hace falta ese cuerpo como voz, como testigo que nos pueda compartir la experiencia de lo ocurrido, saber dónde están los cuerpos y qué paso con ellos.

 

En esta experiencia invite a amigos y colegas cercanos a realizar una práctica de imaginación para producir ese cuerpo. La práctica de la imaginación construida a través de dos tensiones, por un lado, aquella información que si sabemos, es decir, aquella que leímos en los periódicos, en un artículo o aquello que alguien nos contó; es decir, no imaginamos lo que sí sabemos. Por otro lado, aquello que no sabemos producido a través de la práctica de lo imposible como aquello que no hemos logrado imaginar. Esta práctica como una manera de implicarnos a imaginar y pensar en la presencia en la desaparición forzada. 

LETICIA

Es una puesta de cuerpo sobre la realidad de la desaparición forzada en México que responde a la pregunta ¿En qué condiciones un ejercicio de representación con implicación afectiva y con voluntad política es éticamente asumible? 

 

Parte del dolor nacional por la desaparición forzada de los 43 estudiantes de Ayotzinapa y en un intento por poner el cuerpo, cree una metarepresentación llamada LETICIA, como una manera de entender ¿qué sucedería cuando aparece un cuerpo que nos da un relato sobre este hecho?

 

Para construir LETICIA, realicé una dinámica, la cual titulé el cuerpo que nos hace falta.  Pensé esta experiencia como una manera de producir el cuerpo que nos hace falta para que nos cuente la historia de los hechos ocurridos el 26-27 de septiembre del 2014 en torno a la desaparición forzada de los 43 estudiantes normalistas de Iguala. Nos hace falta ese cuerpo como voz, como testigo que nos pueda compartir la experiencia de lo ocurrido, saber dónde están los cuerpos y qué paso con ellos.

 

En esta experiencia invite a amigos y colegas cercanos a realizar una práctica de imaginación para producir ese cuerpo. La práctica de la imaginación construida a través de dos tensiones, por un lado, aquella información que si sabemos, es decir, aquella que leímos en los periódicos, en un artículo o aquello que alguien nos contó; es decir, no imaginamos lo que sí sabemos. Por otro lado, aquello que no sabemos producido a través de la práctica de lo imposible como aquello que no hemos logrado imaginar. Esta práctica como una manera de implicarnos a imaginar y pensar en la presencia en la desaparición forzada. 

IDENTIFICACIÓN

Quitar el cuerpo para desplazar la representación es nuevamente el ejercicio que realicé aquí. Presentarse pero al mismo tiempo hackear la representación del cuerpo y de la performatividad.

Bajo esta performatividad es que me pregunto si yo puedo hablar sobre los desaparecidos, los forzados a desaparecer y del ejercicio tan difícil de representar lo irrepresentable.

IDENTIFICACIÓN

Quitar el cuerpo para desplazar la representación es nuevamente el ejercicio que realicé aquí. Presentarse pero al mismo tiempo hackear la representación del cuerpo y de la performatividad.

Bajo esta performatividad es que me pregunto si yo puedo hablar sobre los desaparecidos, los forzados a desaparecer y del ejercicio tan difícil de representar lo irrepresentable.

Laboratorio Punto D   ©   Todos los derechos reservados   2022